La espada de Juan de Urbieta


Aprovecho el día de hoy, a medio camino entre la paz y el amor de las festividades recientes y la juerga que se avecina en Nochevieja, para traeros un relato diferente, un hecho real y heroico, una de esas hazañas históricas que honran a su protagonista y engrandecen una nación.

004748Los hechos ocurrieron un 24 de febrero de 1525. Carlos V y Francia se disputaban la hegemonía en Europa y para demostrar que no temía al Imperio, Francisco I marchó sobre Lombardía, con el objetivo de conquistar el Milanesado. Después de la entrada del monarca francés en Milán, varias tropas españolas que permanecían apostadas en la ciudad huyeron y se hicieron fuertes en la vecina Pavía, donde resistirían hasta la llegada de refuerzos imperiales. Cuando éstos arribaron se inició la lucha, que terminó con una aplastante victoria española.

francisco_i_de_franciaDevastadas las filas francesas, Francisco I se vio rodeado e intentó huir del fragor de la batalla. Pero el rey francés cayó del caballo y al erguirse sintió como el frío acero de una espada española le oprimía la yugular. Un soldado de infantería, Juan de Urbieta, lo hacía preso. El vasco todavía no sabía quién era el reo, pero sus ropas delataban su alta cuna. «No se mueva vuesa merced o le separo rápidamente la Bretaña de la Normandia de un machetazo», pudieron haber sido las palabras del tercio. El rey de Francia, el jefe de Estado de la potencia que disputaba la supremacía al vasto Imperio Hispano-Germano, caía en las manos de un soldado español, que de no haber contemplado tales ropajes probablemente le habría revanado el gaznate. En las guerras antiguas se protegía al prisionero noble, por el que se podía sacar gran rescate, aunque seguro que el vasco no se esperaba tanta categoría en un cautivo.

Después de entregar el real preso a sus mandos, Juan de Urbieta Berástegui y Lezo alcanzó gran fama y notoriedad en su época, convirtiéndose en uno de los exponentes del ideal nacional de por aquel entonces: nacer en España, vivir en Italia y morir en Flandes. El emperador Carlos I le concedió un escudo de armas, el ascenso a capitán de caballería y los títulos de caballero de la Orden de Santiago y Contino de Su Majestad. El mismo Francisco I escribió a Urbieta agradeciéndole su comportamiento durante la captura y el haberle permitido salvar la vida. Debía saber el monarca cómo se las gastaban los tercios españolitos.

Urbieta murió en 1553 en su Hernani natal, donde fue enterrado. Siglos más tarde sus restos fueron profanados por soldados franceses durante la Guerra de la Independencia. Queda clara la diferencia de clase entre unos y otros. Esto hace a uno pensar si tal vez no hubiera sido mejor que le hubiera clavado el estoque hasta la barriga a Francisco…

3 respuestas so far »

  1. 1

    angel garcia de mateos y urbieta said,

    Para cerote: mi antepasado demostró su diferencia de clase no matando a su prisionero, lo que hizo que estemos hablando de el cientos de años después. De algún marxista hablamos ahora, porque se pulió casi 500.000 euros con su tarjeta de consejero de Bankia… pero nadie hablará de el pasado mañana.

  2. 2

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  3. 3

    cerote said,

    Bonita historia, aunque con final trágico. Se tendría que haber cargado al Francisco I. Lo curioso es que las diferencias de clase estaban ya por esa época por encima de las nacionalidades y de las rivalidades. Aunque el rey de Francia fuera rival de España, no se le podía matar por ser rey. Menos mal que luego vino Marx jo jo!


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